Si formulamos el juicio: “el sol calienta la piedra”, lo hacemos fundándonos en determinadas percepciones.
Vemos como el sol ilumina la piedra y comprobamos tocándola que se calienta paulatinamente.
Para formular este juicio nos apoyamos, pues, en los datos de nuestros sentidos
– la vista y el tacto – o, dicho brevemente, en la experiencia.
Pero a nuestro juicio presenta un elemento que no está
contenido en la experiencia. Nuestro juicio no dice meramente que el sol
ilumina la piedra y que esta se calienta, sino que afirma que entre estos dos
procesos existe una conexión intima, una conexión causal. La experiencia nos
revela que un proceso sigue al otro. Nosotros agregamos la idea de que un
proceso resulta del otro, es causado por el otro. El juicio: “el sol calienta la piedra” presenta, según
este, dos elementos, de los cuales el uno procede de la experiencia, el otro
del pensamiento. Ahora bien; cabe preguntar: ¿Cuál de estos dos factores es el
decisivo? La conciencia cognoscente, ¿se apoya preferentemente, o incluso exclusivamente,
en le experiencia o en el pensamiento?
Bibliografía
Documento utilizado con fines
académicos
Hessen Juan, teoría del conocimiento, libro de edición
popular.
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