Surge entonces una primera distinción
que es precisa resaltar, particularmente para los estudiantes: no debemos confundir una afirmación
(Que puede ser cierta o falsa, no importa en este caso) respecto a un hecho o a
un objeto, con el proceso mediante el
cual se ha obtenido el conocimiento cuyo resultado es esa afirmación. En
otras palabras, aquello que dice un profesor o que leemos en un libro o un
periódico digamos, por ejemplo, que la economía suiza crece a un ritmo del 4%
anual, es una afirmación, cierta o falsa, que nosotros podemos recordar y utilizar;
es, por tanto, un conocimiento, que recibimos si se quiere de un modo pasivo, y
que incorporamos y relacionamos con otros que poseemos de antemano. Pero
resulta evidente que alguien, una o más personas, son los responsables de esa afirmación;
alguien, de algún modo, ha estudiado la economía suiza, para seguir con nuestro
ejemplo, y ha determinado por algún medio que su crecimiento anual es del 4% y
no del 3% o del 5%, ¿Cómo lo ha hecho?
¿De
qué recurso se ha valido para saberlo? Este es el punto que nos interesa.
Aquí, cuando comenzamos a preocuparnos acerca del modo en que se ha adquirido un
conocimiento es que aparecen multiplex problemas, que iremos esbozando - pues la naturaleza de nuestra obra no nos
permite extendernos demasiado en este punto
- .
Bibliografía. Sabino
Carlos A, El proceso de investigación, Editorial el Cid Editor, 1980, Bogotá –
Colombia - Documento de uso académico